Juárez Casanova es un estudio de Castellón formado por, según sus propias palabras, un tipo serio y de corriente negativa que es Javier Juárez y una tipa nada seria y de corriente positiva que es Silvia Casanova. Nosotros, que somos mucho de sumar sinergias, estamos felices de empezar a formar equipo con ellos.
Con 20 años de trayectoria (igual que Pencil) nos encanta encontrarnos con vosotros en este momento profesional. ¿En qué etapas se divide esa andadura?
Después de graduarnos en la especialidad de diseño gráfico, estuvimos casi diez años trabajando por separado para diferentes estudios. Fue una primera etapa de descubrimiento profesional. Luego, en 2004, creamos nuestro estudio y esta fue una fase en la que ponemos en práctica el trabajo en equipo, de aprendizaje, evolución y de madurez. Cada etapa la vivimos siempre de manera especial, complementándose la una con la otra.
Pero a partir de un determinado momento, y aun siendo el diseño gráfico el punto de partida, la ilustración empieza a ganar peso en vuestro trabajo.
Hace unos cinco años aproximadamente sentimos que algo había hecho “click”. Nos encontramos en un punto de inflexión motivado en parte por el momento de crisis que se vivía. Esta situación nos llevó a reflexionar, y surgió la necesidad de comunicar de manera más visceral. Y en la ilustración encontramos un medio más personal, más emocional, con el que nos encontrábamos más identificados y que, por suerte, nos encontramos que era bien recibido.
A pesar de todo, afirmáis que cuando ilustráis en realidad estáis diseñando porque siempre tenéis muy en cuenta el soporte, el texto… los otros elementos que forman parte de ese “todo”.
Sí, cuando nos sumergimos en el mundo de la ilustración no dejamos de pensar como diseñadores, nos sentimos diseñadores gráficos de formación e ilustradores por vocación.
La eterna inquietud de los ilustradores ¿cómo se llega a ese estilo que te define e identifica?
No sabríamos contestar con exactitud… En nuestro caso llegamos sin buscarlo, no fuimos conscientes y ocurrió de manera natural. El necesitar dar un enfoque más personal fue consolidando ese estilo que pensamos nos define bien.
Habéis trabajado muchas campañas institucionales; temas culturales, sociales… Tener la oportunidad de comunicar ideas a los ciudadanos nos parece de los trabajos más bonitos. ¿Qué retos os plantea?
Comunicar a través de las emociones siempre es un reto; despertar el interés, la curiosidad, poner en valor lo que estás comunicando e intentar que llegue el mensaje de la manera más clara posible, que sea eficaz y funcional. Nuestra intención última es que emocione, que conmueva.
Recientemente el Museo Reina Sofía ha comunicado que iba ampliar su colección de carteles publicitarios siguiendo la estela de El MoMA y el MNAC. Y ciudades como Barcelona, Madrid y Valencia lo están cuidando especialmente en estos últimos años. ¿Qué puntos fuertes a la hora de comunicar ideas y qué valor como soporte artístico tiene el cartel?
La inmediatez de comunicar que el cartel posee (por ser un medio cercano y accesible al público) lo convierte en una gran herramienta para transmitir el mensaje. Es curioso cómo el cartel nace para ser consumido (su función tiene una fecha de caducidad) y con el paso del tiempo puede adquirir ese status de arte.
En el momento que nos conocimos, hace solo dos meses en la última edición de Babakamo, nos sorprendió la forma tan profesional de presentar vuestro trabajo y lo bien que dialogáis. Intuimos que sois muy buenos escuchando. ¿Qué importancia tiene esta cualidad en la relación con los clientes?
Generalmente en las primeras reuniones siempre habla más el cliente para trasladarnos su necesidad, por lo que la cualidad de escuchar y saber ordenar bien la información que te aporta es fundamental pues nos sirve de punto de partida para el proyecto; será una base importante. El rol se invierte cuando vamos a presentar la propuesta: en esta ocasión somos nosotros los que más hablamos o tomamos más protagonismo, aunque siempre existe una comunicación fluida.
¿Cómo es vuestro proceso de trabajo? ¿Y cuál es el papel de cada uno en el tándem Juárez Casanova?
Nuestro proceso de trabajo empieza desde el primer contacto con el cliente. Una vez está el encargo definido en el estudio intercambiamos impresiones, ideas; vemos las diferentes vías de actuación y comenzamos a trasladar esas ideas en bocetos a lápiz y papel, para terminar fusionando esos bocetos en un concepto único.
En el proceso creativo siempre intervenimos los dos. Pero llega un punto del proyecto que hay que tomar decisiones y en la última fase del trabajo uno se encarga más de coordinar el proyecto y otro de materializarlo.
Contadnos un proyecto deseado en el que os gustaría trabajar.
No nos lo hemos planteado nunca, pero el poder trabajar para una campaña de Greenpeace por ejemplo, sería una gran satisfacción personal, por lo que significaría para nosotros el proyecto en sí y su proyección. Ver tus ilustraciones defendiendo una buena causa sería muy gratificante.
¿Cómo es vuestro día a día?, ¿vuestra rutina de trabajo?
Nos consideramos disciplinados en cuanto a horarios, fechas de entrega…, aunque ha habido proyectos que han necesitado un esfuerzo extra y hemos tenido que romper esa rutina y trabajar algún fin de semana, sí es cierto que esos horarios nocturnos en una etapa anterior de nuestra vida eran frecuentes pero ya han desaparecido. En la actualidad tenemos dos grandes responsabilidades y amores que son nuestros dos hijos, Pau y Naia. Hace unos años decidimos incorporar el estudio como un espacio independiente dentro del ambiente familiar, esta decisión resultó vital para conciliar la vida familiar con la profesional. Muchas tardes coincidimos en el estudio con nuestros hijos mientras trabajamos, ellos también nos dan su opinión de proyectos que estamos llevando a cabo, se crea un ambiente familiar, hacen sus tareas, dibujan también mientras escuchamos por ejemplo Radiohead, nos gusta trabajar con música y escuchamos todo tipo de música dependiendo del momento.
Terminamos esta entrevista a las 20.00h y sus hijos, por nuestra culpa, aún no tienen la cena preparada. Se ponen manos a la obra…
Silvia se encarga siempre de cocinar; le encanta comer y cocinar para su familia aunque le gustaría tener más tiempo. Es vegetariana y le preocupa la alimentación de sus hijos, aunque ellos comen de todo. Javier siempre se encarga de recoger la cocina que Silvia deja “patas para arriba”, ella es muy desordenada en todo y Javier es muy ordenado en todo, a él le encanta escaparse de vez en cuando con la bicicleta y ella necesita caminar, caminar sin rumbo fijo.
En casa siempre ha habido mascotas que han rescatado de la calle, ahora tienen dos gatitas, son la noche y el día, una es más cariñosa y callejera, como Silvia, y justo la otra es arisca y casera, como Javier. ¡Jajaja!